Vida y literatura, con un apéndice para políticos en campaña electoral

Sostiene Northrop Frye en La imaginación educada, que la literatura no tiene una conexión consistente, ni positiva ni negativa, con la vida común. Ambas tienen lenguajes diferentes. El de la literatura es la imaginación, el de la vida es un lenguaje eminentemente práctico. También las convenciones son distintas. La literatura solo tiene que ver consigo misma: no hay nada nuevo que no sea una reformulación de lo viejo.
En el mencionado libro dice también Frye:
"Durante una campaña electoral, los políticos nos proyectan varias imágenes y hacen discursos que son, en el mejor de los casos, una parte cuidadosamente seleccionada de la verdad. Tendemos a mirar por encima del hombro a quien responde emocionalmente a este tipo de llamamientos, sentimos que se comporta de un modo infantil y como un ciudadano irresponsable. Por supuesto, hay un gran sentimiento de liberación en una respuesta puramente emocional. Hitler representó para Alemania una tremenda liberación de sus frustaciones y agravios simplemente comportándose como un niño de tres años: cuando quería algo estallaba en un berrinche y gritaba y gruñía hasta conseguirlo. Pero este ejemplo muestra qué peligrosa es una respuesta emocional, y qué adecuado es desconfiar de ella. Así que decimos que deberíamos utilizar la razón. Pero todas las llamadas que recibimos están cuidadosamente racionalizadas, excepto las que son un obvio disparate, y aun así debemos elegir. Lo que el ciudadano responsable utiliza realmente es la imaginación, no creyendo completamente a nadie, sino votando a la persona o al partido que se acerque más, aunque sea remotamente, a la visión de la sociedad en la cual le gustaría vivir. La tarea fundamental de la imaginación en la vida cotidiana es, pues, producir, desde la sociedad en la que tenemos que vivir, una visión de la cociedad en la que nos gustaría vivir."

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