Amos Oz, el escritor israelí galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007, dio ayer una espléndida conferencia en el Campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo. Habló, entre otras cosas, de literatura, de su vocación de escritor, de su familia, de su libro semiautobiográfico Una historia de amor y oscuridad ("no hay una línea divisoria entre realidad y ficción... tampoco entre comedia y tragedia: son dos ventanas sobre un mismo escenario"), de los judíos europeos, de su país y del conflicto palestino-israelí ("no es un conflicto en blanco y negro, entre buenos y malos; es un conflicto entre dos víctimas de Europa, un choque entre la justicia y la justicia..."). A quienes aspiren a ser novelistas, o ya lo sean, les dio un consejo: "Pensad en vuestros personajes como si fueran vuestros hijos, vedlos como un padre mira a sus hijos".
"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat
Un consejo excelente. Y se aplica a lo leído; los novelistas más grandes son los que vieron a sus personajes como hijos. Cervantes, Galdós...
ResponderEliminarY Balzac, Dickens...Y luego están los novelistas que tratan a sus personajes como a hijastros.
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