Es frecuente oir, por boca de lectores y escritores, que se editan demasiados libros. Creo que la cantidad no es, en principio, el verdadero problema. El problema, al menos para algunos, radica en el elevado número de libros inútiles, prescindibles, que copan escaparates y estanterías de las librerías y ocultan a los que realmente valen la pena. De acuerdo, pero ¿quién se encarga de separar unos de otros? Además, hay una cuestión de percepción. Los lectores pueden sentirse agobiados ante el alud interminable de novedades, aunque de hecho apenas compren libros. El escritor, o aspirante a escritor, que no logra que le publiquen su libro puede tener la sensación de que los demás publican demasiado. Por otro lado tengo observado que muchos de los escritores que se quejan del excesivo número de libros son precisamente los que más libros sacan al mercado. A todo esto, ¿alguien sabe el número idóneo de libros que debería publicarse al año?
Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro. El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de
Es evidente que no, salvo quizá alguno que sólo quiera que se publiquen sus libros, prescindiendo de los libros ajenos. Das en la diana: siempre me ha parecido que semejante argumento tenía mucho que ver con una cierta postura fundamentalista de ver la cuestión.
ResponderEliminarSaludos.