Ayer vi en Barcelona a mi amigo Antonio Rabinad. A sus ochenta años -camisa roja, gorra verde- el autor de espléndidos libros como Memento mori, o El hombre indigno, estaba, como cada domingo por la mañana, en su puesto de libros del Mercat de Sant Antoni. Al igual que en otras ocasiones, charlamos un rato de escritura. "Siempre estoy escribiendo algo -me dice-; publicar ya es otra cosa. Pero la cuestión es seguir escribiendo, escribir lo que a uno realmente le gusta y sabe hacer, con independencia de lo que el mercado demande en cada momento..." Estamos de acuerdo. Y añade: "En mi casa tengo una pila de textos mecanografiados que nunca me he preocupado de llevar a ningún editor. Me basta con haberlos escrito. Escribir me hace sentirme vivo." Rabinad, el hacedor de páginas.
Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro. El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de
Pues hace muy bien. Tiene toda la razón...
ResponderEliminarEs la mejor manera, creo yo.