Ventanas y escaleras de la poesía

En su libro Hormigas blancas, Jordi Doce afirma muy acertadamente que no hay poema sin ventana. Por su parte, el inglés Augustine Birrell, en el libro de título homónimo al de esta bitácora, habla de poemas sin escalera. En efecto, para explicar la "oscuridad" de ciertos poemas de Browning, recurre al símil del arquitecto que olvidó colocar una escalera en una casa de bonitas habitaciones, de modo que no se podía acceder a ellas. Así, dice Birrell, "Sordello" es un poema sin escalera.
A mi me gustan los poemas de grandes ventanas y habitaciones bien ventiladas. Y con escaleras que me conduzcan a ellas.

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