La novela vista como una obra de teatro

En la novela del siglo XVIII el autor aparece al principio, antes de que se levante el telón. Hace su dedicatoria y discretamente se va. En el siglo XIX, el autor no se resiste a permanecer en el proscenio a lo largo de toda la obra. En el XX, el autor es un personaje más de la obra, entra y sale cuando quiere, como quiere y las veces que quiere.

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